El Real Zaragoza ha ganado hoy tres puntos que nos permiten seguir pensando en la primera división. En que si sigue estando muy pero que muy complicado, al menos no estamos ya en segunda.
Esta mañana , como todos los domingos he ido a misa, no porque sea muy religioso, la verdad, sino porque mi peque hace la comunión este año y hay que dar ejemplo.
Precisamente hoy tocaba la lectura de Abraham.(Génesis 22.) Esa de que Dios desde las alturas le dice que mate a su hijo, y cuando este ya levantaba su cuchillo llega un Ángel y le dice que no lo haga...
No voy a entrar ahora en cuestiones religiosas, pero es que el partido ha terminado casi como la lectura de la Iglesia.
El Real Zaragoza ha salido presionando, sin hacer excesos, porque claro, no sabe hacerlos.
No creábamos grandes ocasiones, pero el partido parecía controlado.
Poco a poco el Villarreal ha despertado, y ha hecho una gran jugada, en la que nos han marcado el gol. Un cero a uno que a mi entender era injusto, no lo merecíamos, porque el Villarreal no había hecho nada más.
Seguíamos intentando el gol, con más corazón que cabeza, que es lo que se suele decir. Al menos esta vez no bajamos los brazos tras el mazazo, porque el que pareció irse del partido, conformarse con lo conseguido fue el Villarreal, que dejó de presionar, esperando alguna contra para rematar el partido...
En el minuto 32 la Agapitada se escuchó fuerte y nítida desde el otro lado de la pantalla del televisor.
Así llegó el descanso.
En la segunda parte, de nuevo el Real Zaragoza lo intentaba, llegaba al área del equipo castellonense pero allí morían sus intentos. No había apenas peligro.
El submarino amarillo, a verlas venir, mientras veía como los nuestros se estrellaban en sus propias imprecisiones.
Salió Ortí, un jugador que la semana pasada estaba metiendo goles en el juvenil.
Pero ni por esas, con L-García, Aranda y Ortí no eramos capaces de generar peligro claro.
Llegó la agapirada, que a tenor de lo visto por la tele, no fue secundada por todos los que debieran. Aunque si que es cierto que se marchó mucha gente, muchos otros se quedaron aguantando el triste espectáculo del quiero y no puedo de nuestros jugadores.
Hasta que con la grada semivacía, Luís García, desde fuera del área empalma un soberano disparo que se cuela en la portería amarilla. Era el 84 de juego.
Era el empate a 1, seguía sin servirnos, ni a ellos ni a nosotros.
Pero el Villarreal seguía a lo suyo, aunque Roberto, de nuevo Roberto nos ha salvado de 2 ó 3 goles, los nuestros le seguían poniendo lo que no le han puesto ... testiculina.
El reloj seguía corriendo, cuando ya se habían cumplido los 3 minutos de añadidos marcados desde la banda por el cuarto árbitro, Abraham, para mi uno de los mejores del partido, hacía el segundo, el de la victoria, el de la esperanza, el de seguir respirando...
Haciendo un símil con la lectura del Génesis, Dios mandó a Abraham a matar a su hijo, Agapito, nuestro dios malo, mandó a Abraham a matar la ilusión, pero cuando estaba a punto de bajar el cuchillo, cuando estaba a punto de cumplirse el tiempo, un ángel avisó a Abraham que no lo hiciera y en su lugar mató un cordero. Ese ángel fue la suerte, y el cordero fue el Villarreal, que como un corderico se dejó llevar al matadero sin hacer nada por evitarlo.
Hemos ganado, 3 puntos más, que nos dan para que esa ilusión continúe viva, a nueve puntos de convertirse en realidad, pero con unos resultados que a la espera del Granada-Valencia hacen que seamos los únicos en sumar los tres puntos de los 7 últimos ( serían 6 de ganar los andaluces).
Creo que nos merecíamos una alegría , disfrutemos de ella.
No seré zaragozano, zaragocista el primero.
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