Cantaba Joan Manuel Serrat que hoy puede ser un gran día. Sin duda, se dan
todos los condicionantes necesarios para que así sea. Partido el domingo por la
tarde a una hora bastante decente, para empezar. Rival de prestigio que viene
de capa caída y que, aunque la clasificación dice que aún no está
matemáticamente salvado, puede estarlo ya en el momento en que comience el
partido dependiendo de lo que haya hecho el Deportivo de la Coruña. Y lo más
importante, una Romareda a reventar. Con el cartel de “No hay billetes” colgado
desde el jueves en las taquillas del municipal, el primer gol ya lo ha marcado
la afición. Y aunque ese no suba al marcador, el equipo ha sabido estar a la
altura de las circunstancias en situaciones similares.
Por cuarto año consecutivo llega el Real Zaragoza a final de temporada con
el agua al cuello. El vértigo que pueden tener los jugadores por ver el
descenso tan de cerca se ha convertido ya en hastío en la grada, que no
encuentra motivos para la ilusión desde hace ya muchos años. Porque la alegría
de salvar la categoría es efímera y bastarda. Para un equipo del bagaje
histórico del Zaragoza la salvación debería ser no ya una obligación, sino algo
natural que se lograra mediada la temporada mientras se acomete el objetivo de
clasificarse para jugar competiciones europeas. Hay que reconocer que esta
temporada la plantilla no era la suficiente para tan ambiciosa finalidad, y que
en las últimas aún ha habido peores jugadores, de manera que pensar en Europa
era una utopía.
Pero cuatro años de ruleta rusa son ya demasiados. Con el máximo accionista
escondido tras una cortina de humo en forma de presidente apático, en el
entrenador y la plantilla recae toda la responsabilidad de conseguir una
comunión con la grada muy necesaria para evitar un descenso que podría ser
catastrófico. Y la verdad es que la racha de quince partidos consecutivos sin
ganar no ayudó en nada, pero esta afición es lo mejor que tiene el Real
Zaragoza, y en los partidos ante el Mallorca y el Rayo Vallecano lo demostró,
pese a las decepciones cosechadas ante Celta y Deportivo de la Coruña. La
manida política del club de entradas rebajadas ayudó, claro, pero eso parece
demostrar que sería mucho mejor para la maltrecha economía zaragocista poner
precios más asequibles a los abonos para conseguir un número de aficionados en
la grada mucho mayor a lo largo de toda la temporada, y no solo en los últimos
partidos.
Si el equipo consigue ponerse las pilas de la misma manera que hizo ante el
Rayo Vallecano, los tres partidos que restan para acabar la temporada son
asequibles, sobre todo los que se jugarán en la Romareda. El Athletic puede
saltar al césped relajado si el Depor no consigue ganar al Espanyol, y el
Atlético de Madrid ya tiene acabada la temporada. Con el Betis ya será otro
cantar, pero antes de pensar en eso hay que jugar el partido de hoy. Para
conseguir los tres puntos todos se tendrán que sacrificar para el equipo, y
todos tendrán que presionar en todas las líneas del campo, sobre todo los
delanteros sobre una defensa que hoy por hoy es el eslabón más débil del equipo
de Bielsa.
Por último, una mención que no quería hacer, pero que creo necesaria. Todo
el ruido que se está generando (como todos los años) con la compra de partidos,
amaños, apuestas y demás, no ayuda nada. Y que el nuevo presidente de la Liga
de Fútbol Profesional no haga otra cosa que mucho ruido y pocas nueces, empeora
las cosas. Javier Tebas se ha dedicado años a tirar la piedra y esconder la
mano con este asunto, y en España nunca se ha hecho nada en serio contra esta
lacra, al contrario que en Italia, por poner el mejor ejemplo. Allí, incluso un
equipo tan grande como la Juventus descendió de categoría. Aquí, con
grabaciones telefónicas que demuestran compras de partidos (el denominado “caso
Brugal”), nunca se ha hecho nada.
Sin embargo, ante comportamientos como el visto esta semana en Abegondo, el
zaragocismo debe seguir la máxima que dice que “no hay mayor desprecio que no
hacer aprecio”. El propio Apoño lo dijo en rueda de prensa este pasado viernes,
lo que digan le entra por un oído y le sale por el otro. No me cabe duda de que
esta tarde la afición llevará al equipo en volandas en busca de tres puntos de
oro, y creo que el equipo estará a la altura y responderá como todos deseamos.
Hoy puede ser un gran día, duro con él.
Por Zico
Por Zico
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