Dos victorias seguidas invitan a seguir siendo optimistas, al contrario que lo que me rodea empiezo a ver luz donde solo había tinieblas.
Tras mi último escrito en el que hacía una llamada al optimismo, porque como me dijo uno de mis lectores, la montaña rusa de emociones que nos hace vivir, sentir , sufrir o disfrutar nuestro Real Zaragoza había dejado de llevarme, de llevarnos hacia el oscuro abismo empujándonos hacia arriba con ese tardano gol de Rochina que nos hacía disfrutar y guardar las cuchillas con los que los zaragocistas comenzábamos a cortar los hilos de esperanza que nos ataban , nos atan a la primera división.
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