jueves, 21 de noviembre de 2013

Lloró el Negro, muere el león

Fue la noche imaginada, el sueño construido con la piedra del recuerdo de un héroe que nos hizo inmortales. El homenaje que el zaragocismo tributó a Fernando Cáceres el 13 de Noviembre de este año maldito que no acaba de morir fue una llamada al orgullo y a la dignidad. Poder volver a sentir el perfume de la gloria fue una sensación desconocida para muchos y casi olvidada para otros, pero fue hermoso comprobar que la fuerza del león permanece intacta cuando escuchamos la llamada de los nuestros.


Cáceres merecía el aplauso, el cariño y el calor que recibió. Lo merecía por su zaragocismo, por su empeño en vivir y por su fe en la fe. Y para que todo eso le llegase ahí estuvo esta ciudad, esta afición vapuleada y humillada. Ahí estuvo este sentimiento que vive secuestrado desde hace varios años y amordazado por la putrefacta ambición de algunos. Ahí estuvimos, juntos, emocionados, felices para otorgarle a ese espíritu de fuego pampeño el título de Comandante Vida

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