miércoles, 22 de febrero de 2012

Dos meses

(Monje en la orilla del mar, autor: Caspar David Friedich, museo: Staatliche Museen de Berlín) 


Sin echar mano a los libros me atrevo a asegurar que puede ser la vez en la que el Real Zaragoza se encuentra virtualmente descendido tan pronto y de una forma tan evidente.
Tras la derrota frente al Betis restan 14 jornadas hasta el próximo 13 de mayo de travesía en el desierto o de nadar sin llegar a la orilla para los amigos del mar. Aunque en otro artículo expondré cuáles han podido ser algunos de los motivos que han llevado a esta difícil situación que si no se remedia de manera inmediata lleva directo al descenso de categoría hoy prefiero analizar lo que queda hasta el final de liga en lo deportivo, institucional y anímico para el zaragocismo.


En cuanto a lo DEPORTIVO hablábamos en esta misma sección en el artículo anterior del golpe de realidad que había supuesto constatar que tras la clara victoria en Cornellá apenas se había restado la diferencia con los puestos de permanencia en tan sólo un punto sin contar el gol-average perdido con los dos conjuntos que marcaban esas posiciones (Granada y Mallorca, ambos ganaron durante el fin de semana), la plantilla ha demostrado un pobre rendimiento y escaso talento unido a un valeroso compromiso y sacrificio del grupo fuera de toda duda, sin embargo me temo que la plantilla se puede dejar ir mientras suss agentes se ponen manos a la obra en buscar otras oportunidades para sus representados. 17 son los jugadores que quedan libres o terminan sus cesiones por lo que habrá que realizar por enésima vez una plantilla nueva que aspire a luchar por el siempre difícil ascenso. El capitán Leo Ponzio fue el primero en marchar durante el mercado de invierno agotado mentalmente, tras la suya llegó la del portugués Meira y hoy mismo la de Antonio Tomás al CSKA búlgaro.

Me preocupa más la situación INSTITUCIONAL de un Real Zaragoza que ha perdido el nombre, valor y grandeza desde que Agapito Iglesias perdió el rumbo de un barco recibido con taras subsanables y al que deseaba hacer grande con un proyecto gigante sustentado en unos pies de barro que a la primera riada fuerte de aguas turbias se vino abajo y continúa enfangado sin atisbos de recuperación tras 6 años. Es necesario aprovechar este largo periodo para propiciar un cambio en el accionariado que facilite la entrada de nuevos gestores salidos del zaragocismo más próximo. Por el bien del club, por el bien de la ciudad y por el bien particular del propio máximo accionista.

Mientras tanto la afición en lo ANÍMICO se encuentra asqueada, hastiada y desesperada con un Real Zaragoza en caída libre que camina hacia un precipicio que ni conoce ni deseamos conocer. Sólo hay que leer las e interactuar en las redes sociales, hablar con la gente de nuestro entorno futbolero más cercano y comprobar que se está perdiendo la ilusión de una manera preocupante en zaragocistas de todas las edades y generaciones que dejan de refugiar y ahogar los males producidos por esta acuciante crisis en 'su' Zaragoza Es muy doloroso para el sentimiento que uno lleva dentro darse cuenta de que en la Universidad apenas ya nadie habla del Zaragoza ni cuando gana ni cuando pierde. 


Nadie da ninguna explicación y conforme pasan los días el club pierde la vida lentamente.




Álvaro Rodríguez - alcaroya

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