lunes, 18 de noviembre de 2013

Cuando duele tanto el orgullo de ser zaragocista (Por Erika Insa)

Erika Insa, una zaragocista que pone negro sobre blanco lo que muchos, por no decir la mayoría de zaragocistas sentimos, ha escrito esta carta que nos da el placer de compartir con vosotros.

 Mi afición por el Real Zaragoza no ha llegado desde que era pequeña. 
Antes odiaba el fútbol. La primera vez que entré en La Romareda con unos dos años me eché a llorar al ver a tanta gente. 
Con el paso de los años, escuchaba a mi hermano y mi padre hablar del equipo. No entraba en sus discusiones porque yo de deportes siempre he sido más bien poco. Escuchaba cómo llegaban ilusionados a casa después de haber estado en La Romareda, cómo decían que ese año ganaban la copa. 
No recuerdo cuándo empezó esta afición por interesarme por el fútbol. Yo, que era una negada para el deporte, que temía las clases de Educación Física porque no me gustaban. No sé cómo terminé viendo los partidos, sufriendo como mi padre, mi hermano y tantas otras personas llevan sufriendo desde hace 7 años. 
Siempre he crecido con la idea de que el Real Zaragoza era un gran equipo, un luchador que jamás se rendía, algo que hacía vibrar a miles de personas, que las unía en una sola causa. Era algo grande, que merecía la pena defender. 
Era un orgullo ir por las calles con la camiseta puesta, lucías los colores con una sonrisa y sabías que tu equipo estaba en la gloria. 
Jamás pensé que esta situación daría tanto la vuelta con la entrada de una única persona. 
No, la culpa de hoy, de estos días no es sólo de Herrera. Todos sabemos que viene de arriba. Tampoco es culpa de Herrera que los jugadores no jueguen, que vayan dando tumbos por un campo, que se arrastren por la segunda división española, como si ésta fuese demasiado grande para ellos. 
No quiero creer que esto está llegando al fin, porque sé que jamás podría ser de otro equipo que no fuese este, jamás podría animar a otro equipo y jamás podría sufrir por él como lo hago por el Real Zaragoza. 
Sé que hemos llegado a un punto dónde ya no vamos ilusionados al campo, dónde cada fin de semana es un fin de semana más lúgubre que el anterior, dónde la emoción por cantar goles se traduce ahora en la desolación, dónde las lágrimas de alegría son de tristeza. 
Me da vergüenza que once señores, puesto que no merecen ser llamados jugadores, maltraten así al club de mi vida. 
Me da vergüenza que se dediquen a arrastrar la camiseta. 
El fútbol es un negocio, sí, pero no lo veo como excusa para que once personas se rían de toda una afición (eso sin contar a la directiva y al entrenador, porque entonces nunca acabaría). 
Me encantaría bajar a un entrenamiento, leerles esto, contarles e intentar explicarles lo que significa ser zaragocista. 
Me encantaría que fuese capaces de entender que ser de este equipo es lo más grande que existe. 
Me encantaría que supiesen lo que sufrimos los aficionados, lo que lloramos, nos enfadamos y, sin embargo, al fin de semana siguiente volvemos al mismo sitio de siempre, comiéndonos las uñas y volviendo de nuevo a llorar. 
No me creo que no son capaces de hacerlo mejor. 
No me creo que no saben jugar a lo que teóricamente se dedican. 
Hoy, la poca paciencia que tenía se ha desbordado. Hoy, he visto morir a mi equipo. Hoy, he visto cómo el club que más quiero perdía la dignidad que le quedaba. 
No me quiero plantear la desaparición porque duele demasiado como para pensar en ella. Sólo sé una cosa, nací para esto, nací para defender estos colores, nací para llorar por ellos, nací para estar siempre a su lado. Pero hoy todos esos sentimientos me los han terminado de matar. 
Escuchar cómo mi padre pedía la desaparición del club y refundación antes que seguir dando vergüenza duele. 
Sé que esto no servirá nada, que los jugadores lo ignorarán, que les dará igual que su afición hoy no pegue ojo, destrozada. 
Sé que a nadie le importará lo que escriba. 
Pero tengo 18 años. Apenas he vivido la historia del club, apenas he visto ganar nada. Y aún así, me siento orgullosa de ser de este equipo. 
Creo que si los jugadores o el entrenador tuvieran un poco de sentido común saldrían a decir algo que no fuese el mismo discurso de siempre. 
Sólo me queda decir que es el día más triste para ser zaragocista (de nuevo). Y no me pienso rendir, no pienso dejar que Agapito destruya esto. 
Ante todo Zaragoza, ante todos Zaragoza.

4 comentarios:

  1. Amores por un club que directivos destrozan...

    ResponderEliminar
  2. Preciosa carta con un gran significado sentimental, ojala llege a oídos de los jugadores y se les caiga la cara de vergüenza y empiecen hacer las cosas bien.

    ResponderEliminar
  3. Impresionante. Si una zaragocista como tú que no has vivído, por tu edad, las etapas gloriosas de nuestro equipo, tienes este sentimiento hacia el equipo de nuestros amores; cómo vamos ha dar de lado a los nuestros los que hemos vivído alguna de sus etapas más gloriosas. No rebles nunca y sigue animando pués los zaragocistas nunca claudicaremos.
    "TE ANIMARÉ CUANDO MENOS LO MEREZCAS; PORQUE SERÁ CUÁNDO MÁS LO NECESITES.
    !!!AUPA REAL ZARAGOZA SIEMPRE!!!

    ResponderEliminar
  4. ¡Aúpa Zaragoza! aficionadas como tu son las que engrandecen a un club y lo dotan de sentido social y sentimental. Mi caso es muy similar al tuyo y aunque me llevaba mi padre conmuy picos años con el a la romareda en tiempos de los Zaraguayos, no fue hasta años mas tarde viendo me entro la afición casi de un día para el otro. Desde entonces ha sido casi una forma de vida. Me siento identificado contigo con cada palabra que has escrito.

    Jorge Rubio Cabañero

    ResponderEliminar

¿la conoces?