Nos ha llegado este escrito de Jorge Rubio para compartirlo con todos vosotros
Yo me hice socio con Leo Beenhakker como entrenador. Había estado muchas veces viendo al Zaragoza de crío. Recuerdo una anécdota que contaba mi padre. Decía que en ocasiones el presidente Zalba se pasaba por las puertas de acceso y al crío que no superaba su estatura (la de Zalba) lo dejaba pasar gratis y ya es conocida la pequeña estatura del bueno de José Ángel.
En aquellos años 80 con Jugadores fichados en 2ª división, algunos de la casa, cedidos y unos pocos extranjeros y oriundos se practicaba un futbol de muchos quilates. Juego elaborado, preciosista, siempre al ataque y aunque no se gano ningún titulo, ni siquiera nos clasificamos para jugar la UEFA. la gente disfrutaba y sobre todo en casa metíamos verdaderas goleadas a cualquiera (incluidos RMA y FCB)
Eran otros tiempos. El publico de aquí, mucho mayor en su media de edad y casi totalmente masculino era considerado el más exigente del futbol español. A los de casa se les exigía mas y Auténticos Jugadores como Latapia, Ayneto, Conde, Blesa, Juan Carlos o Pascual Sanz que hoy serian sin duda los mejores del Actual Zaragoza.
Recuerdo con agrado las ocasiones que acudía la afición del Osasuna, siempre muy numerosa esta. nunca dejaban de acudir 7 u 8 mil rojillos a visitarnos y casi siempre se marchaban de regreso con un saco de goles. había buen ambiente entre ambas aficiones. Yo recuerdo como me ofrecían Pacharán casero y como no perdían el buen humor, reconociendo además la apisonadora que éramos por entonces.
Somos gente similar maños y Navarros. todos tenemos algún familiar o amigo de alii, cualquiera charla en Salou o peñiscola al verano, con el vecino de playa y resulta este ser seguidor del Osasuna. Yo siempre escucho lo mismo. ¿Que ocurrió para que se invirtiera aquella antigua amistad? No debemos olvidar que el Osasuna fue el club que fue invitado para inaugurar la Romareda y el Zaragoza hizo lo mismo en el Sadar
El mal ambiente se remonta a octubre de 1987 en la Romareda cuando Roberto Santamaría, portero de Osasuna, recibió el impacto de una botella. La afición rojilla protestó ante ese hecho y la Policía cargó contra ellos en la grada. Ahí cambió. A partir de ese momento, los incidentes tanto en Zaragoza como en Pamplona se sucedieron, lo que provocó que los aficionados de ambos equipos empezaran a no viajar y acompañar a sus equipos cuando el conjunto navarro y el aragonés se enfrentaban.
Entraron en juego los sectores más radicales de ambos club. los Indar Gorri y Los Ligallo, sabotearon todas y cada una de las intentonas de pacificar la situación, de regresar a la vieja amistad. gritos, insultos hacia la Virgen del Pilar o San Fermín enconaron mucho más los ánimos. Entro en juego la política.
Desde entonces son partidos de alto riesgo y ojala no, algún día ocurrirá una desgracia. Como estuvo a punto de ocurrir en el regreso del último partido al ser salvajemente apedreado el autobús del Zaragoza.
En espera de retomar la antigua Hermandad me conformare mañana si ganamos al AT. Osasuna por la mínima.
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