martes, 29 de enero de 2013

Ataque inoperante

Tal y como dijo Manolo Jiménez hace una semana, este Zaragoza no se parece ni de lejos al que finalizó el año 2012 en San Mamés. Y es que el conjunto maño está atravesando un pequeño bache en este mes de enero. No ha ganado ningún partido, excepto el de la vuelta de los octavos de Copa ante el levante (2-0). Cuatro partidos en Liga, que se cuentan por derrotas salvo el último empate a nada con el Espanyol.

Los blanquillos han sufrido un bajón físico, tal vez debido a la cuesta de enero, donde la Copa ha podido cargar a la plantilla. Además, ésta es demasiado corta para seguir viva en dos competiciones como son la Liga y la Copa. A todo esto hay que sumarle las bajas que se han ido sumando progresivamente. Entre varias sanciones y lesionados, como Loovens, Apoño, Álamo y ahora el malogrado Zuculini, el Zaragoza está cogido con alfileres.  


Lo que se ha resentido, sobre todo, es el ataque. En el centro del campo, Movilla parece estar fundido y la ausencia de Apoño multiplica su importancia en la vertebración del equipo y la elaboración. Pinter demostró el pasado sábado que es incapaz de cumplir las funciones del malagueño. En adelante se probará con José Mari, aunque destaca más por su trabajo de contención que por sus capacidades creativas.

La escasa elaboración de juego patente perjudica directamente a los jugadores de arriba. Víctor lleva unos partidos en los que no muestra todas las cualidades que sacó a relucir a principio de temporada y hacerle ser la revelación zaragocista. En su favor se puede alegar que depende mucho de la posesión del balón que tenga el equipo y el estilo de juego elegido. Montañés está haciendo un buen papel, marcando goles incluso (ante el Betis y la vuelta del Levante). Aunque carece de ayudas en muchos momentos.

La banda derecha parecía pertenecer a Zuculini, ya que Edu Oriol no ha aprovechado las oportunidades que le ha dado el míster. Sin embargo, esta zona del campo queda algo huérfana con la lesión del argentino y junto con la esperada llegada de Bienvenu y Rodri, cabe la posibilidad de que el de Arahal se decante por un sistema con dos puntas.

Pero el que más nota de todos estas carencias es, sin lugar a dudas, Hélder Postiga. El máximo anotador blanquillo (siete tantos) durante esta temporada lleva cuatro partidos consecutivos de Liga sin marcar (Betis, Atlético de Madrid, Valladolid y Espanyol). Los minutos de sequía ascienden a 409 si tenemos en cuenta también los disputados en Copa ante el Levante y el Sevilla.

En los últimos partidos se han producido algunas jugadas sintomáticas. Postiga bajaba el balón que venía de los centrales, lo controlaba, se lo colocaba y armaba el disparo, sin peligro y sin mejores soluciones para prescindir del disparo lejano. Parecen banales lances del partido, pero es sinónimo de la soledad que padece el delantero maño.

Lo peor de todo no es la falta de gol, si no que se le nota a la escuadra aragonesa una acuciante inocuidad ofensiva. No da sensación de que puede marcar gol. Además, el Zaragoza, junto al Mallorca, es el equipo que menos puntos ha sumado en enero. Uno exactamente. También es preocupante la estadística casera, con sólo diez puntos de treinta conseguidos en el coliseo zaragocista, con seis derrotas, un empate y tres victorias.

Problemas graves y que requieren solución inmediata. El trabajo de Jiménez y sus pupilos y las incorporaciones venideras se antojan fundamentales para tapar el sumidero de puntos en el que se ha convertido La Romareda y seguir con una buena actitud de visitante, solucionando los problemas de elaboración y de ataque. A pesar de todo, los zaragocistas siguen estando a cinco puntos del descenso y afrontan con ilusión un calendario asequible en este mes de febrero hasta que llegue la temida tourmalet (Madrid, Barcelona y Sevilla).

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