Volvió la chispa. Pese a los malos diez primeros minutos en los que el Zaragoza apenas toco el balón, la reacción llego rápida y directamente en forma de gol. Málaga cero nosotros uno.
Modestamente, a mí se me había pasado por la cabeza que el Málaga pudiera pagar los esfuerzos que está realizando. Y encima, los golpes que está recibiendo con la venta de jugadores de calidad. Y acerté, tras una primera parte igualada, en la segunda tuvimos más y mejores ocasiones. Aunque, si nos mira un tuerto, el Málaga también pudo enchufar alguna bola aislada y volvernos bien emplumados a casa. El domingo no tuvimos mala suerte, pero tampoco recibimos buena fortuna. Pero, en definitiva, volvió la chispa, aunque pienso que nos va a seguir siendo complicado resolver los partidos de casa aunque a domicilio vamos -seguro- a cuajar buenos partidos como en Bilbao o Vallecas.
El gol zaragocista llego en un centro desde la derecha tras tocar en corto desde el córner. Para mí, uno más a sumar a los tres que llevábamos a balón parado. No somos el Valencia con ocho goles a balón parado pero, tampoco el Celta que no lleva ninguno. Hace bien Jiménez en trabajar esta disciplina goleadora puesto que, sobre todo en casa, puede ayudar al Zaragoza cuando las ideas están menos claras.
El empate malaguista llego en un penalti que solo vio el árbitro. Es increíble lo de las manos. Ya en la pasada temporada se observaba esta corriente arbitral de locos. LA MAYORIA SON INVOLUNTARIAS. Y encima muchas veces son tarjeta amarilla, algunas veces la segunda y, zas, roja. O sea, que muchas veces te dan en la mano un pelotazo, te castigan con penalti y, si es la segunda, expulsión. Tiene bemoles.
Para finalizar quiero destacar a Fernández el reciente lateral derecho, que aunque no parezca ser -de momento- el nuevo Belsue, es un jugador con oficio, que conoce su posición en el campo, que es rápido, dinámico y joven. Así como, insisto, en la ascendente evolución de Jose Mari, que como dicen los clásicos hay jugador para rato.
EDU
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