Con un récord negativo en la Liga que sigue creciendo jornada a jornada (ya van once seguidas sin ganar), el futuro se presenta nada halagüeño para el equipo maño. El discurso del club sigue siendo de tranquilidad y de confianza hacia su técnico, pero lo cierto es que muy poca confianza se puede tener de cara al futuro inmediato.
En las próximas cinco jornadas el Real Zaragoza se va a enfrentar a los dos primeros de la clasificación y a los tres últimos.
Se mire por donde se mire, los cinco partidos dan auténtico pavor. Tras tener descanso esta semana por los compromisos internacionales de la selección, el Zaragoza recibirá en la Romareda al Madrid, visitará Riazor, recibirá al Barcelona, volverá a viajar a tierras gallegas para visitar al Celta, y recibirá al Mallorca.
Visto lo que ha sucedido en los últimos partidos, como ayer en Sevilla o
las anteriores jornadas ante Granada y Getafe, el aficionado poca esperanza
tiene de poder sacar muchos puntos de esos 15 en juego. El equipo juega
atenazado ya por el miedo, y en cuanto recibe un gol se derrumba como un
castillo de naipes ante una ráfaga de cierzo. Tampoco ayuda que Manolo Jiménez
no haya sabido dar con la tecla este año, y se enroque en su puesto con la
excusa de que aún no se ha entrado en la zona de descenso.
En un ejercicio banal de jugar a ser entrenador, como hacemos todos los
aficionados, yo rompería una lanza a favor de un esquema más ofensivo, y más
natural en esto del fútbol, como es el 4-4-2. Jugar con un 4-2-3-1 se supone
que asegura un juego más defensivo, pero en el Real Zaragoza no se cumplen las
premisas de dicho esquema. No se evitan derrotas, se encajan muchos goles, y no
se marcan apenas, por lo que las victorias no llegan.
El resto del calendario aún nos reserva rivales tan duros (a estas alturas,
quién no lo es) como el Levante, el Betis o el Atlético de Madrid. Rayo y
Athletic completan la terna de nuestros diez rivales hasta el final de la
temporada. Por más fe y optimismo que le eche a la cosa, no soy capaz de ver
otro desenlace que no sea el descenso de categoría. En las últimas jornadas los
tres equipos de abajo han sido capaces de ganar algún partido, cosa que no se
puede decir del Zaragoza. La tendencia es claramente opuesta a los tres de
abajo, y caer en el infierno de la Segunda División parece una posibilidad muy
real.
Triste cumpleaños pues para este Real Zaragoza, donde parece haberse
instalado cierto conformismo ante la situación deportiva, dado que ni el máximo
accionista, ni el presidente ni el entrenador están haciendo nada para cambiar
la actual deriva del conjunto blanquillo. Y ojo, que el descenso puede acarrear
consecuencias muy graves para el futuro del club. No solo se renegociaría el
contrato televisivo muy a la baja, sino que si no se llega a pagar las
cantidades adeudadas a los acreedores según la propuesta anticipada de convenio
que puso fin al proceso concursal que atravesó el Real Zaragoza, la
probabilidad de que se denuncie un impago y el club desaparezca es muy real.
Felicidades, pese a todo, al Real Zaragoza, deseando de todo corazón
(blanquillo) que cumpla muchos más. Hace pocos días se conoció el dato de que
Zaragoza pasaba a ser la cuarta ciudad de España adelantando a Sevilla. Que esa
y las tres que tiene por delante tengan todas ellas dos equipos en la Primera
División (Madrid tres contando al Rayo Vallecano), y que en Zaragoza el equipo
ande sobreviviendo como puede a la categoría desde el último ascenso, con una
masa social cada vez menor y un apoyo en el ánimo futbolístico de la ciudad
cada vez más repartido entre los dos grandes, es sintomático. Tal vez tengamos
lo que nos merezcamos.
P.D.: También hoy cumple cinco años la pequeña Asociación a la que tengo el
honor de representar, Real Zaragoza Fans. Desde aquí quisiera hacer un
llamamiento a todos los amigos de la Asociación para participar en la fiesta
con que celebraremos dicho evento, que tendrá lugar mañana día 19, desde las 20
horas, en el Artepán (C/ Andrés Ruiz Castillo, 4). ¡Quedáis todos invitados!
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