El Real Zaragoza afronta las próximas horas su particular Milla Verde. El zaragocismo asoma al futuro con la rabia y la ira contenidas ante lo que parece ser una ejecución inevitable, propiciada desde hace ocho años por un puñado de hombres malos, incapaces y ambiciosos o torpes, ignorantes y pusilánimes que viven en universos paralelos y actúan sin considerar la grandísima trascendencia de sus actos.
domingo, 22 de junio de 2014
Al alba (El Real Zaragoza se nos muere)
¿Qué nos ha pasado, Carlos? ¿Qué ha ocurrido, José Luis? ¿Cómo hemos llegado hasta aquí, Juan Antonio? ¿Por qué, Xavi, estamos muriendo y nadie parece poder evitarlo? No lo sabéis. Nadie lo sabe. Ni nuestro mejor jugador de toda la historia del Real Zaragoza, ni el León de Torrero, ni el más internacional de los nuestros, ni quien más veces se cosió el león al corazón. Ni tú ni yo. Nadie lo sabe.
El Real Zaragoza afronta las próximas horas su particular Milla Verde. El zaragocismo asoma al futuro con la rabia y la ira contenidas ante lo que parece ser una ejecución inevitable, propiciada desde hace ocho años por un puñado de hombres malos, incapaces y ambiciosos o torpes, ignorantes y pusilánimes que viven en universos paralelos y actúan sin considerar la grandísima trascendencia de sus actos.
El Real Zaragoza afronta las próximas horas su particular Milla Verde. El zaragocismo asoma al futuro con la rabia y la ira contenidas ante lo que parece ser una ejecución inevitable, propiciada desde hace ocho años por un puñado de hombres malos, incapaces y ambiciosos o torpes, ignorantes y pusilánimes que viven en universos paralelos y actúan sin considerar la grandísima trascendencia de sus actos.
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