Desde la web del Mirandés, así cuentan la derrota de ayer de los nuestros
Tres puntos que valen oro en un campo tan difícil como La Romareda que certifican los 50 en la clasificación de la Liga Adelante
Partido importante el que aguardaba a los rojillos en un feudo difícil como lo es siempre La Romareda, y ante un rival de entidad que no iba a poner las cosas fáciles, puesto que pelea por certificar su plaza para el playoff cuanto antes.
El partido arrancó con un ritmo algo pausado, con dos equipos con mucho respeto y, sobre todo, muy concentrados en no cometer errores en el arranque, algo que puede minar la moral de los jugadores durante el resto de encuentro y suponer una carga demasiado grande como para poder levantarla. Efectivamente, las defensas junto con la segunda línea de medio campo estuvieron especialmente expeditivas a la hora de cortar pases, así como impedir cualquier internada o balón al hueco que pudiese pillar desprevenida la retaguardia. Así pues las ocasiones tardaron en llegar, y no fue hasta el minuto 14 cuando se produjo el primer disparo entre los tres palos, obra del local Basha, que disparó mordida desde dentro del área fácil para Razak. Pareció servir de escarmiento para el C.D. Mirandés este primer acercamiento del Real Zaragoza, puesto que pronto adelantaron filas para que con la presión alta diese sus frutos y las imprecisiones y nerviosismo en los jugadores locales comenzasen a aparecer. Fruto de ello se produjo una falta peligrosa al borde del área defendida por Bono, que sería el origen del primer gol. Fran Carnicer se preparó para que, después de que el árbitro diese la orden, colgase un balón medido al corazón del área donde encontró a Urko Vera –sorprendentemente libre de marca- que no perdonó en su jugada preferida para colocar el balón en la escuadra con ese remate prodigioso marca de la casa. Imposible para Bono. Ante el marcador en contra los blancos intentaron reaccionar y tuvieron una ocasión especialmente peligrosa, cómo no en las botas de su particular killer, Borja Bastón, que no engaño a un Razak que aguantó perfecto de rodillas para sacar una mano abajo y repeler el disparo. Los quince minutos restantes de esta primera mitad el dominio estuvo repartido en base a la valentía de los equipos que, intermitentemente, adelantaban sus líneas y con la presión lograban mayor protagonismo del esférico para llegar a portería con peligro. No dio para más antes de que el árbitro indicase el camino a vestuarios.
Pese a ser los rojillos quienes se habían marchado al descanso por encima en el marcador, fueron ellos precisamente los que tomaron la iniciativa en los segundos 45 minutos, con varias jugadas que acababan descargando en ambas bandas para buscar centros peligrosos al área que tanta indecisión habían creado durante toda la primera mitad. Sin embargo, las piernas pronto comenzaron a hacer mella en los jugadores de ambos conjuntos y el ritmo de juego bajo considerablemente, con este segundo partido en apenas cuatro dias. Y aquí quien más lo acusó fue el C.D. Mirandés, que poco a poco se vio obligado a replegarse atrás consciente de la ventaja que aún tenía en el electrónico. Los locales no desaprovecharon esa oportunidad y, como ocurriese por ciertas partes del juego en el primer tiempo, adelantaron sus líneas descuidando algo más la espalda de sus defensas para reforzar el número de hombres en ataque. Así llegaron sus mejores oportunidades, primero en el minuto 70 cuando una jugada desafortunada de varios despejes fallidos acabó llegando a un jugador blanco en línea de fondo poniendo un pase atrás que Álex Ortiz acertó a despejar sobre la línea casi a córner. La segunda llegaría en las botas de Álamo poco antes de que fuese sustituido, en un balón franco dentro del área que le cayó solo en la parte derecha pero que no acertó a rematar demasiado bien y acabó flojito en las manos de Razak. Y la última y más peligrosa que les quedó a los locales fue en el 85, en un auténtico paradón del guardameta visitante que una vez más volvía a aparecer en escena para salvar a los suyos con una mano prodigiosa que acertó a levantar cuando ya parecía vendido demostrando grandes reflejos. No dio para más el encuentro y los tres puntos se marcharon para Miranda de Ebro para sumar ya 50 y certificar la permanencia en Segunda División, quedando tres partidos aún para -por qué no- mirar para arriba e intentar al menos lo que sería un objetivo heroico como sería el playoff.
No hay comentarios:
Publicar un comentario