sábado, 22 de septiembre de 2012

La 1ª en casa

No era un partido más, era el partido. Dos aficiones enfrentadas, posiblemente en exceso, dos equipos en apuros, uno no conoce la victoria en liga y es colista y el otro no conocía, hasta hoy, lo que era marcar y ganar en casa. Quizás es muy pronto para hablar de finales, de partidos a vida o muerte, pero hoy era necesario ganar. Jiménez introdujo cambios en su once. Mismo portero, misma defensa, mismo delantero, pero un centro del campo nuevo. Jose Mari, Apoño y Romaric formarían hoy el timón zaragocista. La principal novedad de la alineación maña era la incorporación de Víctor Rodríguez, que terminaría siendo el mejor jugador del equipo y, seguramente, del partido.
Suya fue la asistencia en el temprano gol zaragocista. Jugada de combinación del equipo aragonés, cabeceó la pelota Víctor y Postiga cruzó la pelota mandándola al fondo de la portería. Los nuestros ofrecieron al respetable de La Romareda un gran espectáculo, posesiones largas, internadas peligrosas, oportunidades de gol, ante un Osasuna indolente. Paradójicamente, el gol del empate rojillo llegó en el momento menos esperado. En el minuto 30, pérdida grave de Apoño que aprovecha Armenteros para marcarse una carrera de 30 metros sin oposición blanquilla y disparar desde la frontal del área y perforar las redes del conjunto maño.
También sorprendió que, en el minuto 44, la fortuna nos sonriese al mandar a gol un disparo de Víctor Rodríguez que Timor, centrocampista rojillo, cabeceó para tratar de despejarlo.
Qué mejor manera de finalizar una primera parte que irte por delante al vestuario con gol en propia del rival, sobre todo si es el máximo rival
Vía aragonsport.com
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La segunda mitad fue muy parecida. Un Real Zaragoza muy enchufado, practicando un fútbol bonito, y ahogando a Osasuna, que no era capaz de ofrecer una alternativa. Destacables la ovación a Postiga en su retirada y el debut, otra vez, de Movilla en nuestro equipo. Tras estos cambios, se produjo el tercer gol maño. Aranda, que sustituyó a Postiga, se internó por la izquierda, puso el balón atrás para Movilla que, tras hacer un sombrero a Raoul, es derribado por este provocando penalty. Apoño fue el encargado de materializar el penalty por el centro.
Tras este gol, en los últimos 15 minutos, quizás azotados por los fantasmas del pasado, el Real Zaragoza entró en un estado de nervios en los que se vieron los peores minutos de los nuestros en el campo. Las ocasiones rojillas se producían una tras otra pero, afortunadamente, la falta de puntería navarra impidió que la tarde tuviera sabor amargo para los nuestros.
Primera victoria en casa, tres puntos vitales que ayudaran a los nuestros a aumentar su confianza. Es cierto que hay cosas que mejorar, pero la imagen dada es muy buena.

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