Cosechamos nuestra cuarta derrota, esta vez, frente al Valencia un equipo que, aunque no esta jugando bien ni tampoco consiguiendo los resultados deseados, ha jugado ya en el Bernabeu, Nou Camp y Allianz arena. Recibiendo cuatro goles y marcando dos, en esos difíciles estadios.
Al partido le falto tensión por parte de los dos equipos, el conjunto aragonés perdió suavemente. Jimenez quiere un equipo áspero, incomodo, agresivo, "caparrosiano". En la escuela de Alfaro, Prieto, Javi Navarro, Diego y Martagon.
En la segunda parte los blanquillos no protestan por la tardanza en salir del campo de los valencianistas que eran sustituidos, no presionan con el tiempo perdido, tampoco lo hacen para que saque la segunda amarilla a Tino Costa. Hay que comerse al arbitro, sin traspasar los limites, pero llorar y pedir, que ya se sabe lo que cuenta el dicho. Jimenez querría un equipo, que si pierde lo haga intimidando al rival, sacando las navajas. Pero eso, realmente, se trata de carácter y ambición. Con eso se nace, no se hace.
El equipo che marco en el primer y único tiro a puerta del primer tiempo. Fue un tanto de fortuna de Feghouli al que, por accidente, le llego un balón de un compañero y pudo rematar hasta dos veces, ya que el rechaze le volvió a los pies. Aunque es cierto que el Zaragoza empezó tocando bien el balón, y todos nos quedamos con la sensación de que podíamos haber hecho algo mas. En muchas ocasiones abusamos del juego directo colgando balones desde cualquier parte. Si hay una falta que pase del medio campo, al área que va.
Tampoco me gusta que Apoño, a veces, recibe el balón demasiado adelantado. A mi me convence si va a buscar atrás, y sube progresivamente con el balón. Yo sinceramente, pensaba que Movilla venia para jugar de suplente de Apoño, porque veo poco compatibles a ambos. Aunque con entrenamiento todo se puede limar, pero me parece que se tapan el uno al otro en muchas jugadas.
EDU
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