miércoles, 31 de diciembre de 2014

La imagen zaragocista del año


Erika Insa nos trae el último escrito del 2014, recordando la foto zaragocista del año
en su cuenta de Instagram




Si tuviera que elegir una sola foto para describir este 2014 sería esta sin ninguna duda. Y no es que no haya tenido momentos mejores, porque muchos conciertos y personas maravillosas y geniales también estarían en la lista. 

Pero ese momento, ese día, marcó un antes y un después en los últimos 7 años de historia de un club. 
Fue la primera vez después de tanta agonía y tanto sufrimiento que todos, absolutamente todos los zaragocistas, nos unimos, clamando por una sola cosa: Futuro. 
Futuro para nuestro club, el de nuestra vida. 
Futuro porque veíamos que el negro final al que nos había conducido una persona estaba demasiado cerca. 
Futuro, porque creíamos merecer algo mejor que todo lo que habíamos conocido durante todos aquellos años. 
Futuro, porque no queríamos despedir algo que significa tanto para nosotros. 
Y sonará a tontería y quizá lo será, pero cuando tu equipo, el de tu padre, el de tu abuelo… el que te han enseñado a querer y defender siempre está a punto de morir, no te suena a tontería para nada. 
Y ahora, cuando miro la foto tantos meses después, y pienso en cómo aquel julio estaba todo tan sumamente oscuro y la posibilidad de sobrevivir era sólo una utopía y veo cómo estamos ahora, peleando por volver al sitio que nos corresponde, incluso alguna lágrima se escapa de mis ojos. 
Y rueda por mi mejilla, libre. Como el Real Zaragoza. Libre, después de ocho años de decepciones, de tristezas, de escasas alegrías, de celebrar únicamente permanencias y de llorar en los descensos. 
Libre por fin después de haber sido encarcelado, apuñalado y maltratado. Libre para suspirar, lleno de alegría. 
Libre para soñar con un futuro, con volver a ser lo que algún día fuimos nunca debimos dejar de ser.

Y sigo recordando imágenes de aquel día. De los cánticos. Del recorrido. Pero sobre todo, del final, acabando en los aledaños de nuestra Romareda, cantando un himno que nos llena de orgullo. 
Y sonrío, porque sé que lo conseguimos. 
Sí, aunque parezca extraño, conseguimos liberar nuestro motivo de tantas alegrías. 
Y de tantas tristezas. 
Y demostramos que la unión hace la fuerza, y que luchar por lo que queremos realmente merece la pena.

Ahora, tantos meses después, con el equipo compitiendo por lograr lo que todos deseamos, es cuando nos podemos permitir llorar. 
Y sabemos que las lágrimas que derramaremos serán de alegría. 
Y gracias a esto, a aquellas 15000 personas, el 2014 no ha acabado siendo una tragedia absoluta. Porque no sé vivir sin ti, no hay manera. 
Y pienso quedarme hasta el fin.

Gracias a todos los que fueron, lo hicieron posible o estuvieron en pensamiento allí. Gracias, porque es nuestro primer año libres. 
Y no sabéis lo bien que sienta esto.

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