En la segunda parte de
nuestro serial de reportajes acerca del Real Zaragoza lejos de la élite,
repasamos el desierto que tuvo que atravesar el club durante los años cuarenta
y cincuenta, teniendo que superar numerosas crisis deportivas, económicas e institucionales.
Tras el desilusionante
y fatídico descenso cosechado en una de las peores temporadas del Real Zaragoza
en la máxima categoría del fútbol español, los aragoneses volvían a vérselas
con la maldita Segunda División en el curso 1943/1944. De nuevo en los
infiernos, y todas las desgracias que quedaban por venir no eran precisamente
pocas. Una larga travesía por las catacumbas del fútbol hispánico que a punto
estuvo de llevarse por delante la vida del propio club.
Los aragoneses tenían
como principal objetivo subir de nuevo e inmediatamente a Primera. Se produjo
una total revolución en la plantilla. Tras haber hecho campeón de Copa al
Espanyol en dos ocasiones, Patricio Caicedo llegó al banquillo zaragocista con
el apasionante reto de ascender al
conjunto aragonés. Figuras emblemáticas como Juanito Ruiz, Lerín y Gonzalvo I
dejaron de formar parte del club.